Viaje a Laguna de Sauce

Una de las mejores experiencias me la dio un juego.
Siendo estudiante de Trabajo Social tuve la oportunidad de realizar una Beca Programa Internacional en Chile, donde tuve la suerte de poder viajar a Perú a visitar algunas de las ciudades más importantes. Me hospedaba en Tarapoto, una ciudad situada cerca de la zona del amazonas que pertenece a Perú, me fui en una excursión con una compañera de viaje que se fue antes que yo y pretendíamos encontraros allí. Yo no tenía linea en el teléfono móvil y la llamé desde una cabina cuando llegue a la terminal y ella no tenía mucha señal. No pudimos contactar muy bien, eran 2h de camino en tres diferentes vehículos hasta llegar al destino, así que decidí salir para ir haciendo camino por que entendí que ella estaría por allí y , vamos, que no tendría mucha pérdida. Llegaba al pueblo y la volvía a llamar. Me pasaron cosas muy bonitas en el viaje hasta llegar, también no tan buenas pero vamos, que eso no fue lo más relevante. 
Cuando llegué al pueblo - el resumen- es que no la encontré. La entrada no fue muy triunfal la verdad, pero vamos, cambié rápido de plan. 
Ya había recorrido algunas calles del pueblo y estaba cansaba me compré un helado y me paré a pensar en el momento en el que me encontraba, que era único y que nunca se volvería a repetir de esta manera así que aprendí en ese mismo instante a, si el plan cambia, disfrutarlo simplemente de otra manera. 
Fui a la parte más cercana de la laguna ya que era lo más bonito de la gran Laguna de Sauce ( lo de gran lo pongo yo, el por qué ya lo adivinaran ustedes más tarde) que me habían informado con anterioridad.
Me vendían -como siempre- lo que llamaban 'chupetes' que eran helados hechos de las frutas tropicales en un plástico rectangular, rompías el plástico y a disfrutarlo. Cómo no, compré uno. Estaba bueno, la verdad. Me senté en el borde de uno de los embarcaderos y ahí me quedé disfrutándolo. Al poco tiempo veo como dos pequeñitos empiezan a acercarse a la orilla del la Laguna mientras jugaban a perseguirse.  Yo que los escuché y me giré para ver cómo lo hacían ya que resultaban muy divertidos. Ellos cuando me vieron se acercaron a curiosear. Yo aproveché y les pregunté que si aquí se podía bañar ya que - por el aspecto del agua- pensaba que no era apto para el baño. Ellos me dijeron que podían llevarme a un sitio donde podría bañarme, entraron delante de mi y me dijeron " señora, venga por acá". Al rato cuando nos cansamos de jugar en el agua tirándonos agua, tierra y haciendo tonterías, uno de los niños se acordó que a su mamá no le iba a gustar tanto su juego por haberse ensuciado las ropas. Así que decidimos salir y me dijeron que podía ir con ellos. Les aconseje que sería buena idea ponerse al sol y secarse un poco antes de ir a su casa y que le viera su mamá. No tuvo suerte y la mamá lo llamó al poco rato, vio que andaba mojado y lo castigó. 
Me quedé hablando con Alfonso y al rato llegó Damaris. Lo que yo no sabía todavía era que esas pequeñas almas me iban a llegar al corazón tanto. Nos pasamos las 3h restantes jugando hasta morir de risa. Cuando llegó la hora de marcharme para regresar 2h hasta  Sauce tuve que ir a ver a qué hora salía el último colectivo hasta allí y empezaron a decirme "Señora yo es que no quiero que se vaya, quédese acá un par de días más" y con el corazón blandito me fui a ver la hora del colectivo, cuando la vi aun me quedaba como unos 20 minutos. Volví donde estaban los pequeños y cuando volví creo que nadie se ha alegrado tanto de volver a verme. 
Ese momento fue increíble.
Ya no teníamos tiempo para seguir jugando pero prefirieron comenzar a hacerme preguntas, contarme cuentos y reírnos, más tarde les expliqué yo de dónde era y les hice un pequeño mapa para indicarles dónde vivía y que vieran la distancia con su país -se quedaron flipando- , Alfonso con mucho amor en los ojos me dijo "Señora, cuando se vaya le voy a dar un beso y un abrazo muy fuerte que le dure mucho para que pueda llevárselo hasta su país". En ese momento, se me hizo el corazón un poquito más grande. Gracias amigos los llevaré siempre conmigo.


Gracias América Latina por enseñarnos tanto.

Por: Aina Cervera, Natalia Losada y Cristina Murcia 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Viaje Argentina.